La tensión entre gastronómicos que abren con normalidad y policías que buscarán hacer cumplir las restricciones del Comité Operativo de Emergencia (COE), marcarán hoy el primer día hábil de la semana. “Vamos a seguir resistiendo”. Así explicó Constanza Bauque, titular de la Cámara de Gastronómicos de Tucumán, por qué un grupo nutrido de empresarios del sector mantendrán abiertos sus locales a pesar de las medidas vigentes para evitar que el sistema de salud colapse ante el tendal de casos de covid-19.
“Entendemos que las restricciones son inconstitucionales, que un decreto que no ha sido publicado en el Boletín Oficial no puede restringir nuestro derecho a ejercer una industria lícita y trabajar, como marca la Constitución. Entonces los que están fuera de la ley no somos nosotros sino el Gobierno”, sentó posición Bauque refiriéndose a los sendos decretos de la Nación y de la Provincia que prohiben la circulación de personas entre las 18 y las 6, a menos que sean trabajadores esenciales. Respecto a los bares y restaurantes, esos instrumentos ordenan que los locales sólo puedan trabajar con “delivery” y entregando pedidos para llevar.
José Ardiles, subsecretario de Seguridad, informó que mantendrán los controles para controlar el cumplimiento de las medidas.
Bauque aclaró que hoy muchos locales tratarán de abrir con normalidad, pese a las restricciones. “La Policía nos viene hostigando pero muchos gastronómicos prefieren abrir sus puertas e ir presos a no tener para darle de comer a sus hijos, este es el cuadro de situación”, agregó la titular de una de las cámaras que nuclean al sector. “Esperamos que nos citen desde Casa de Gobierno para poder arribar a una solución que nos permita trabajar. Hasta que eso pase, no tenemos otra que abrir las puertas porque no tenemos otro medio de vida”, agregó.
Bauque explicó que el año pasado, la crisis económica aparejada a la pandemia y las restricciones llevaron a que el 30% de los bares cerraran. “En este momento son más de 300 los gastronómicos de la provincia que comparten esta línea, de abrir a pesar del DNU inconstitucional. Los cierres que hubo el año pasado significaron 10.000 trabajadores que quedaron sin un modo de vida. Ahora, con esta situación, al menos el 70% de los gastronómicos está al borde del cierre, hablamos de 210 locales. Estamos endeudados y sin poder pagar la boleta de la luz, que llegó con un 35% de aumento”, insistió.
¿Qué le responde a quienes dicen que no acatar las restricciones es egoísta?, se le consultó. “No tenemos problema en cerrar mientras tengamos solucionado mínimamente el tema de los sueldos de los empleados y los gastos fijos que tenemos para sostener los negocios. No estamos en contra de las medidas sanitarias. Nos parecen muy bien que todos estén en su casa pero hay un desequilibrio. Un sector está protegido y otro a la buena de Dios. Mantener un local gastronómico mediano cuesta $ 750.000 por mes. En este contexto de crisis es imposible cubrir ese nivel de gastos fijos con 10 días cerrados”, respondió.
¿Usted o alguien de su entorno tuvo covid? ¿Cómo es sostener la apertura de negocios con parientes contagiados?, le repreguntó este diario: “por culpa del covid y de las medidas de restricción tuve que cerrar un local que nunca más volveré a abrir. Tuve pérdidas importantísimas. En este momento mi hijo mayor y el papá de mis hijos están enfermos con covid. Tengo parte de mi familia enferma y no tengo ni siquiera para comprarles los medicamentos. Que con parientes enfermos encima no pueda trabajar... No hay forma de estar así”.
“No invertiría”
LA GACETA consultó a los propietarios de un bar en los alrededores de la Plaza Independencia. Accedieron a comentar su caso sin identificarse. Explicaron que entre varios socios inauguraron una cervecería en marzo de 2020. “Lo que pasó fue que llegó la pandemia y dijimos: bueno, apechuguemos y veamos qué pasa. Pasó el tiempo y hubo meses mejores y meses terriblemente malos. Ahora nos tuvimos que reconvertir en un bar convencional, con cafetería todo el día y viandas al mediodía. Estamos con delivery y así sobrevivimos. Más o menos podemos tener $ 3.000 de ingresos por día. Y eso no alcanza para sostenernos”, explicaron.
El alquiler es cercano a los $ 60.000 por mes. La luz por mes es $ 20.000, aunque explicaron que debieron sortear tres financiaciones para que no les corten el servicio. “Acatamos las restricciones porque estamos en el centro y dentro de las cuatro avenidas el delivery nos permite trabajar. Pero en otras zonas la situación es mucho peor. Al nivel de estrés que tiene un emprendimiento, la pandemia multiplicó los problemas por 10”, respondieron. “Suena a llanto, pero lo que debería hacerse es un relevamiento para conocer la situación de cada local y a partir de ahí definir los niveles de auxilio del Estado. Así, no podemos seguir”, agregó.
¿Si antes de abrir hubiesen podido saber que se venía una pandemia con todas estas complicaciones aparejadas, hubieran abierto el local igual?, se les consultó. “No, ni locos abríamos. Seguro hubiéramos esperado para invertir en otro momento”, respondieron.
Lastra, presidente de la Cámara Tucumana de Gimnasios, pide ayuda para sortear la crisis
“Estamos en contra de la rebeldía, pero que tampoco se abuse de nuestra situación. Queremos que respeten nuestro trabajo”, expresó Walter Lastra, presidente de la Cámara Tucumana de Gimnasios, sobre las restricciones dispuestas por el COE. “Necesitamos ayuda económica, porque a los impuestos, la luz, el agua, el alquiler y todo lo demás lo seguimos pagando sin que el Gobierno nos ayude. Estamos pasando por una crisis tremenda”, expuso el referente del sector. “En Tucumán hay un poco más de 400 gimnasios. No nos ponemos en contra del Gobierno, pero necesitamos volver a abrir pronto”, finalizó.